La fundación del Monasterio de la Orden Sancti Spiritus en la ciudad de Sevilla fue realizada por la noble dama María de Aguilar, natural de Málaga, que dotada de profunda fe e intrepidez de ánimo, logró ser fiel instrumento del Espíritu Santo y llevar a cabo a través de dificultades la obra que Dios le encomendara.
María de Aguilar conocía, sin duda, la espiritualidad de la Orden del Espíritu Santo, pues en sus días eran numerosas las casa existentes en España, con diversas modalidades: hospitales, orfelinatos y Monasterios, y deseando consagrar al Señor su persona y sus bienes, se sintió llamada por Él a vivir el carisma de Guido de Montepellier, que satisfacía plenamente los anhelos de su generosa alma.
En el Monasterio crece continuamente el amor a la Orden y a la dedicación a la vida contemplativa, a impulsos del ideal de ALABANZA y MISERICORDIA.